domingo, 30 de septiembre de 2012

In Memoriam II

Hace quince minutos recibimos finalmente la noticia. La Hermana Maria Inés, la tía consentida de "La Costilla" perdió la batalla contra el cáncer a sus imparables 91 años.

La tía Inés, recordarán es la tía monja quien vive en el apartado pueblecillo de Lucelia, Estado Sao Paulo en Brasil. Lugar tan desconocido en el planeta y que el 2005 y sin jamás imaginarlo en mi vida, tuve la fortuna de conocer además de experimentar el gran cariño y amor que dicha comunidad le tenía a esa pionera.

Hace poco más de un año compartí un escrito y una simpática anécdota que le ocurrió con unas botellas de alcohol. Pueden leerla aquí

Por ahora el día de hoy les comparto unas líneas que le escribió en una cartita a "La Costilla" hace muchos años y que me acaba de mostrar hace pocos minutos antes de que se me viniera en lágrimas esta mañana.

(Y aunque este blog es láico y gratuito, sin importar creencias y credos, vale la pena reflexionarlo un poquito.)

"El amor es la fuerza más poderosa del mundo, y cuando se le bloquea causa dolor. Cuando esto sucede podemos hacer dos cosas: podemos destruir el amor para reprimir el sufrimiento y en este caso nos destruye a nosotros mismos; Podemos pedir a Dios que nos abra otro camino para que nuestro amor resurja. Dios nos ama mucho más de lo que nosotros nos amamos y es un amor que no se puede frustrar ni destruír. Cuando el amor es puro y sincero, Dios nos da la capacidad de amar en perfección.

Amémonos y ama a tu prójimo"

Descanse en Paz, María Ines Raposo


viernes, 14 de septiembre de 2012

Pruebas Superadas







Recibí septiembre y la caída vertiginosa del verano en la costa atlántica de New Brunswick, una de las provincias marítimas del Canadá (así, por favor no digan "Los Canadas") me caga cuando alguien a quien no he visto en años vía virtual ó peor, en persona me dice:

"¿Y cómo te va allá en Los Canadas?"

"¿Cómo, son dos?"

Digo, reconozco el divisionismo entre ingleses y franceses pero no por eso deja de ser toda una federación; yo no por eso voy y digo:

"Bien gracias, y a tí en los El Salvadores?"

Digo, no aplica porque ¿cuál sería el plural de "El Salvador?"

 "¿Los El Salvadores?"

"¿Los Los Salvadores?"

Anyway

Nos fuimos "La Costilla" y yo a la costa acadiana, la tierra de langostas y el francés impronunciable, salvo hayas tomado unas cuantas de vodka barato, de ese que hace que se desarrolle tu capacidad de entender hasta el vasco.

"¿EKRTKRTVZAZKETUM?"

"(Hic) No, gracias."

Ese mismo.

Anyway (bis)


Llegamos a Pointe Sapin, un simpático pueblecillo pesquero de 300 habitantes donde nuestros amigos "K" y "B" tienen un vasto, vastísimo terreno de acres y acres frente al mar y donde reposan un trailer, una cabaña, digna morada de Jacob el de la serie "LOST," la letrina, y el gazeebo para las comilonas. El resto culebra y monte.





Yo fui boy scout por escasos meses y sino es porque nos mudamos de ciudad a mis siete años, ahora sería yo experto en hacer fogatas, matar serpientes con el codo y tendría compasión por las viejitas que cruzan la calle; pero como no llegué ni al primer nivel, llevo una pésima relación con las fogatas, las serpientes y las adultas en plenitud.
Por lo que cuatro dias de contacto con la naturaleza pensé que serían para mí como las pruebas esas finales que ponían en el programa de "El Juego de la Oca."

"A ver Javi, antes de irnos a publicida, que tienes que reunir a todo español que no esté en paro y ademas sea empleado fijo, en la plaza central de Alfàs del Pi."

"Hostia, fijo ha dicho?"

"Y en Alfàs del Pi."

"¿¿¿¡¡¡Joder, y que no esté en paro???!!!"

"Y en Alfàs del Pi." 

Así de grave.

Bueno, no, la verdad ni tan grave porque como bien dijo mi amigo "B" esto es un "campamento cinco estrellas" y vaya que lo fue. No tuve que ponerme los mismos calzones o lavarlos al río, ni cazar mi propia comida o si quiera buscar hierbas para sobrevivir y curarme las quemaduras.

La naturaleza no me jode tanto. Sino el combo que viene con ella: Zancudos, cucarachos, ratones, serpientes, hiedra, la falta de agua caliente o peor aún, de un excusado.



Las letrinas son una monada por fuera. Unas lindas casitas de madera con una lunita o un solecito en la puerta onda Sergio Bustamante, pero una vez que descubres su uso se les acaba el encanto. Son superiores a mis fuerzas.

Desde que ví aracnofobia siempre verifico hasta la fecha que no vaya a meterseme una araña por el culo aún y cuando vivo en un tercer piso, ahora una letrina en medio de la nada...

Y es que toda la vida sufrí estreñimiento, toda, por casi cuatro décadas de mi vida he sido tapado, pero esos putos cuatro días me llevé el Oscar al esfínter más suelto de todo el pueblo.

Puta "Ley de Murphy," qué hace uno.

"Oye Gallo, ví un ratón salir de la letrina y corrió hacia la playa!"

"¿¡.................!?"



Una de las curiosidades fue ver una toallita colgada en un árbol al lado de nuestra cabaña. Algunas personas dicen que es para espantar a las moscas negras o los malos espíritus del bosque. Pero no me quise quedar con la duda y mejor pregunté:

"¿Oye "B" para qué sirve ese trapito colgado en el árbol?"

"Para que te seques las manos."

"Ah."

El recoger la langosta fresca directamente en el puerto, no tiene precio y la tristeza de verla preparada es siempre morbosa pero interesante. Deben siempre arrojarse al agua hirviendo de espaldas; porqué, nadie me supo decir, pero de espaldas, sino no sabe igual.




Una de las cosas mas placenteras fue la vasta, vastísima cantidad de comida y bebida a la que tuvimos acceso:

Langosta, bistec asado, pasta con mariscos, vino blanco, vino tinto, cerveza, vodka, clamato, cesar rojo, ojos rojos, humus traído directo desde Tel Aviv, café, pan, cereales...

Todo con letrina incluída.

Eso sí, el comer y beber, había que ganárselo con labores domésticas

Mi primera prueba (superada) fue recoger moras.



"Que qué tiene eso de difícil..."

Para todo hay ciencia. Moras negras, son venenosas, moras rojas poco ducles, moras azules, ideales.

Bueno ya con un sombrerito de "Mi Pequeño Jardinero," que me duran las bolitas esas.

Moras negras, veneno; azules ideales; rojas, poco dulces, moras negras, veneno; azules, ideales; rojas poco dulces; moras negras, veneno...

"Gallo, estate siempre alerta y ten cuidado que no te salga un osezno."

 Ya sabía yo que esto de las moras tenía su "catch."

"Si ves uno osezno, no te acerques, deja las moras calmadamente en el piso y dirígete al auto porque muy cerca estará la madre."

"¿Pero y el tupper?"

"Fuck the tupper, tú corre al auto."

No hubo osezno para mi desgracia, porque traía la cámara lista para cualquier toma, pero el resultado de dos horas de pizcar moras fue el siguiente (se hornea por una hora):



Mi segunda prueba (superada) fue recoger leña y ramas para crear las fogatas en cuyo alrededor agradeceríamos a Toro Sentado la buena cosecha de Merlots que nos bebímos cada noche.

A mí denme guantes resistentes, botas impermiables y dos clamatos bien cargados y hasta les castro un toro, si no, no.




Eh, cómo les quedó el ojo.

El producto final siempre valió la pena.






Y para rematar la luna azul del fin de agosto.






Cuatro días honrando a Baco no tuvieron precio. Amigos, amor, comida, buena compañia.

¡SALUD!