lunes, 27 de febrero de 2012

Gracias a...

"Quiero agradecer a mis padres, a Dios, a mi notario, a La Costilla por aguantarme tantos años y no dejarme cada vez que mezclo oscuros con colores brillantes, a mis amigos, al pueblo de Albcobendas, a la comunidad latina que esta regada por todo el mundo, a la Señora Emma, a mi maquillista (pero si yo no tengo maquillista...), mi representante, mi hermano, mi cuñada por aguantar a mi hermano, al "Lic" que me dio mi primer papel en teatro, a mi primer empleador quien me grito una vez en el trabajo y me motivó a aventarle su puestucho en la jeta, a mi gato por hacerme más humano, a mi tía Lola que me indujo al vicio de la baraja y el tahur, a mi abuelo por todas las mesadas y por soñar con que algun día sería yo tenista (autodidacta, porque se negó a pagarme las clases), a mis lectores, a mis viejos amores, porque de todos aprende uno, a mi maestra de canto y piano, nunca tendré otra igual, a Mafalda, a Marxe porque desea dominar el mundo con sus pasteles mañaneros, al doctor que me puso los clavos en el tobillo derecho, al mundo entero".

¿Aburrida entrada? Imagínense tres horas y media de lo mismo...





Exacto.

jueves, 16 de febrero de 2012

Sucedio un San Valentín...




Ella es Lucy. A primera vista parece una mujer normal común y corriente. Los cabellos semiteñidos son de un rubio opaco que parece perder la guerra al tinte contra las canas.
Su chongo está algo desparpajado y cubre su agotado rostro, que mira a su alrededor como el de un mendigo callejero que no ha comido en días, pero Lucy no pide dinero, sino compasión. No ha dormido en 24 horas, lleva 14 en una sala de urgencias y su vida se detuvo hace 7 años.

El es Paul, su esposo, el amor de su vida. Hace siete años era un brillante vendedor de seguros. De orígen italiano, campechanazo, del barrio montrealés de St Léonard, cuál otro. Un día sintió que la cabeza le dolía y se desvaneció en su oficina. Pensó que era fatiga y decidió darle un pequeño descanso a su agitada vida. La fatiga no se fue, ni los dolores de cabeza, lo único que decidió alejarse de su vida fue el habla y posteriormente toda su capacidad motora.

Antes de convertirse practicamente en un vegetal, Paul investigó asiduamente sus síntomas (bendito internet, a veces). Tras unos meses de estudios y de "segundas opiniones médicas," Paul, había confirmado sus sospechas: PSP, Parálisis Supranucelar Progresiva.

Yo pensaba que el PSP era un partido político, hasta ayer. Después descubrí que es una cruel enfermedad que provoca desorden del cerebro y que ocasiona graves y permanentes problemas con el control de la forma de caminar y el equilibrio.

A medida que progresa la enfermedad, la mayoría de los pacientes comienzan a desarrollar una visión borrosa y a tener problemas en controlar el movimiento de los ojos. Esto puede conducir al cierre involuntario de los mismos, a parpadeos prolongados o involuntarios o a una dificultad en abrir los ojos. De hecho Lucy debe hidratarle los ojos de Paul constantemente ya que él no puede parpadear más.

La persona usualmente muestra dificultades al hablar y se le hace difícil tragar alimentos sólidos o líquidos. En casos raros, algunos pacientes advertirán temblores y movimientos muy bruscos en las manos y pies, que el cerebro ya no puede controlar.

De hecho, el motivo por el cual Paul y Lucy vistiaban URGENCIAS en San Valentín, era por el involuntario deseo de Paul por quererse arrancar la sonda gástrica por donde se alimenta. Y desde las 3 de la mañana, Lucy pacientemente esperaba ver la luz al final del tunel, un médico que la atendiese y que le indicara que "todo iba a estar bien y que podría regresar a su casa pronto".

Y así ha pasado siete años de su vida. Lucy tiene sólo tres horas al día para tomarse un respiro, desconectarse por un instante de la vida de Paul, ir de compras, pagar las cuentas y atreverse asoñar con partidas de bridge con sus amigas y centros de mesa repletos de "cannoli".

Ayer finalmente regresó a casa con su querido Paul, no sin antes haber recibido una herida mortal en el bolsillo por el servicio de transportación a discapacitados "cortesía del hospital", quien le cobró $150 dólares porque su barrio "quedaba muy lejos de la zona". (PUTOS)

Sin embargo el tono de Lucy cuando contaba esto último, durante la llamada que le extendió anoche a "La Costilla" distaba de ser el de una mujer llena de resentimiento, odio, coraje e impotencia, ante las adversidades de su vida, todo lo contrario, fue una cálida y dulce conversación como de dos muy viejos amigos que en realidad se acababan de conocer 24 horas antes en una fría sala de urgencias plagada de dolor, angustia, espera, tristeza y un par de globos abandonados en una esquina en forma de corazón que decían: "Feliz San Valentín".

sábado, 11 de febrero de 2012

Noches de horror...




11 de Febrero de XXXX

Escribo esto en taquigrafía, por si las moscas. Haced de cuenta que es así, ¡Vive Dios!

He estado enfermo, querida mía.

Tras tres días de gripe que me noquearon en cama, finalmente llegó el ansiado fín de semana donde sabría que no tendría que atender cosas de oficina desde casa. No más cartas, ni papeleos que revisar. Todo está muy claro, es la propiedad de Carfax Abbey la que quiere. Aunque el analgésico y el "NeoCitron" nocturno han acabado con mis momentos mas cuerdos, y es que a veces creo que estoy alucinando, no sé si deba contar lo que anoche me sucedió, creo que debo hacerlo por el bien de mi salud mental o de lo contrario creo que voy a enloquecer.

Desperté en mi propia cama. Si es que no ha sido todo un sueño, el Conde me debe de haber traído en brazos hasta aquí. Traté de explicarme el suceso, pero no pude llegar a ningún resultado claro.

Eran cerca de las 4 de la madrugada, y noté que el cansancio y las drogas antigripales me habían puesto a sudar, por fín creía haber descansado sin soñar. Eso pensaba yo, porque no entendía que tenía que hacer Adriana Abascal en mi casa criticando mi camiseta morada UT Fashion.

"Pero vas a salir así con eso puesto..."- me atacaba la ex Miss México venida a escaladora social.

"Adriana, pero si es una UT original, me la trajo "La Costilla" de Japón!"

"Ah bueno, si es original, puedes ser mi amigo, vamos.."

A dónde, pensaba yo.

"Mira que impresionante es Moscú, no te parece..."- me preguntaba Adriana mientras me veía con esos ojos de cazafortunas que la caracterizan.

"Pues yo la encuentro un poquito exagerada estos edificios monstruosos y monumentos tan gigantes en honor a la Madre Patria de Stalin como que no me pasan mucho. Pero que fila tan larga hay para entrar a San Basilio; Sabías Adriana que Kremlin en ruso quiere decir: "Fortaleza Roja?"

Parloteaba yo como nunca, increíble como mi afán por querer caerle bien a esa tipa era más fuerte que mi fiebre misma.

Pero Adriana había desaparecido y en su lugar mi hermano se sentaba en el asiento contiguo del viejo Opel y tomaba fotos como turista japonés.

Estoy de regreso en la habitación iluminada solo por un destello de luna llena, ¿o será el reflejo del hielo y la nieve que hacen que se ilumine el cuarto de una luz blanca...?

Escuché ruidos. Primero me pareció haber escuchado el aullido de un lobo, o varios.

"Los hijos de la noche," los llamaba el Conde.

Supuse que éste se habría salido por la ventana escalándola como lagarto,como lo había yo descubierto en varias ocasiones, porque no se veía la hora en que levantara su mano para callar a esos perros cabrones. Traté de mantenerme despierto pero tuve miedo que regresaran esas tres voluptuosas mujeres con sus rostros pálidos, ojos como zafiro y colmillos blancos como el marfil, que habían dado cuenta de mí la noche anterior. Fue una orgía como pocas.

Fue entonces cuando el aullido volvió a despertarme, cada vez mas fuerte.

"Las cuatro"- pensé.

No. El reloj de la caja negra marcaba las 5:30am.

"Amanecerá pronto," pensé sintiendome más seguro y sabiendo que la luz del día alejaría mis pesadillas y mis alucinaciones.

"MIAAAAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUOOOOOOOOOOOOOOOUUUUUUUUUUOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOUUUUU!"-aulló el lobo, quien con una velocidad estrepitosa brincó a mi cama y se postró frenté a mí mostrando sus dientes afilados y pasando su rasposa lengua sobre mi nariz.

Valí madres.

"MIAOOOOUUUUUUUUUUUUUUUU!"

Volvió a aullar la bestia hambrienta. Mis ojos y mi cabeza se ajustaron a la realidad y no, no era un lobo, ni tampoco las tres concubinas de Drácula, sino una gata en celo. Descubrí que todo este tiempo los alaridos de terror provenían de este bicho infernal, tocado por la locura del apareamiento y el deseo hormonal de tener sexo.

He perdido horas preciosas de sueño, energía y fuerzas, querida Mina. No sé que hacer para calmar el impetu del animal en cuestión. Pedí ayuda a los gitanos que acampan fuera del castillo y a los trabajadores de la ciudad quienes llegaron a remover la nieve de las calles a las 7 de la mañana, pero sólo voltearon a verme desde abajo hacia la torre donde me encuentro prisionero y rieron de mi desgracia. Ni siquiera un par de testigos de Jehová han tocado a mi puerta hoy, me temo que los lobos han dado cuenta de ellos. No me da pena, al contrario.

Transilvania no parece tener veterinarios baratos que inyecten soluciones hormonales para salvar a la gata, resolver mi problema de insomnio y las pesadillas que me acorralan, sobretodo donde aparece Adriana Abascal. Temo por mi vida y mi salud, la gripe no parece disiparse ni tampoco los extraños sonidos del animal que me persigue como una presa acorralada por el deseo.

He descubierto una salida, amor mío, anoche una de mis cartas ya fechada fue puesta en el correo, la primera de esa serie fatal que ha de borrar toda traza de mi existencia en la tierra.

No debo pensar en ello. ¡Debo actuar! Hay un camino, si uno se atreve a tomarlo. Por donde ha pasado su cuerpo, ¿por qué no puede pasar otro cuerpo? Yo mismo lo he visto arrastrarse desde su ventana. ¿Por qué no puedo yo imitarlo, y arrastrarme para entrar por su ventana? Las probabilidades son muy escasas, pero la necesidad me obliga a correr todos los riesgos.

Correré el riesgo. Lo peor que me puede suceder es la muerte; pero la muerte de un hombre no es la muerte de un ternero, y el tenebroso "más allá" todavía puede ofrecerme oportunidades. ¡Que Dios me ayude en mi empresa! Adiós, Mina, si fracaso; adiós, mi fiel amigo y segundo padre; adiós, todo, y como última cosa, ¡adiós Mina!

Jonathan Harker.